ÉL Y YO DIEZ MINUTOS ANTES DE SUBIR A UN AUTOBÚS

Bajé la mirada y vi su pelo largo, recogido en una cola de caballo negra. Cabello color carbón, bastante enredado, para una persona pulcra podría haberse adjetivado estropajo. Después vi un arco y una flecha y me enamoré. No conseguía verle el rostro, pero sabía que ese niño era genial, tenía un aura de energía especial. Siempre he pensado que si tengo hijos, quiero que tengan un arco y una flecha. No sé muy bien por qué, no quiero que maten animales. Me clavó una flecha directa al corazón sin quererlo. Ni se dio cuenta, ni lo sabría nunca, pero esta es la historia de cómo mi órgano agujereado se está recuperando. O el cuento de cómo una flecha nos puede curar.

Creo que ya le quería demasiado antes de encontrarnos, me estoy leyendo a Galeano y su muy comprensible cólera contra la colonización en Latino América y él me recordó a uno de esos indios (en tamaño reducido) exterminados sin compasión.

El niño caminaba delante mío. Estaba claro que tampoco me iba a poner a correr hasta alcanzarlo, hubiera parecido demasiado loca. Aunque me encante hacer locuras, vamos a decir que la posibilidad a la mala interpretación habría sido bastante grande. Así fue como continué con la conversación que tenía con mi acompañante, intentando olvidarme de él. Pero creo que no se puede olvidar a alguien que te ha marcado en cierta medida, aunque no sepas muy bien porqué, aunque no haya una razón concreta. La razón para los que razonan. Así yo y mi sensibilidad inundamos el camino por donde paseamos día tras día, disfrutando también de ciertas pausas vacacionales sonrientes.

Tenía ocho años, tal vez siete. Y seguía caminando delante de mí hasta que desapareció. Tal vez iba a ser otro fugaz momento que se desvanece. De esos que unos minutos piensas que son importantes, que se quedarán contigo, en algún lugar dentro de ti, pero luego se marchitan, se pudren, se deshacen.

- cinco minutos más tarde -

Me crucé, de lejos, con una mirada de agua. Mejillas sucias de barro mezclado con lágrimas. Era él, miraba a la nada, con el arco y la flecha en la mano derecha y una botella en la izquierda, que tocaba su pequeño rostro presionando fuertemente en su mejilla. Era él ¿lo he dicho? Esta vez parecía más vulnerable, menos decidido, más húmedo. Pero era el mismo que unos minutos atrás se tatuó en mis ojos, permaneciendo allí un tiempo de esos largos que tal vez son cortos en la práctica pero a nosotros nos parecen eternos. Parecía tener un momento blando. Tal vez necesitaba que le diera la mano, o eso pensé.

Palabras de tranquilidad. Los sollozos continuaban, pero su mirada había cambiado un poco. La mano de una extraña tocó la suya. Se sorprendió, sin que esto me sorprenda, así que decidí dejarlo libre, volando en su mente y congelado en ese lugar. Y empezó a caminar a mi lado. Buscábamos.

Un segundo, dos segundos y tres. Me agarró de la mano. Me agarró muy fuerte, con una fuerza débil, con una fuerza de falta de amor. Hay veces que agarras a alguien tan fuerte que en ese preciso momento no podría irse aunque lo ayudaran cien soldados, pero en realidad lo agarras con una debilidad muy frágil, sabiendo que ese momento es fugaz, sabiendo que tarde o temprano se va a ir. Y bueno ¿tal vez esté exagerando demasiado? Me miró, se paró otro segundo y soltó un "gracias" entre lagrima y lagrima que no olvidaré en la vida. Tal vez des de su perspectiva mi cara podía ser descrita como la de alguien muy patético. No tengo claro como definirla, pero si existe tal cara seguramente así era la mía, aunque intentara disfrazarla y mostrar mi faceta más segura o protectora. Qué patética, también, la protección, ¿no? Es una forma egoísta de creernos fuertes cuando nos sentimos débiles. Dejemos que se protejan ellos mismos con sus arcos y sus flechas! Los arcos están cargados con mecanismos transmitidos por nosotros sutilmente pero también por autenticidades y seguridades reales que sirven más de escudo para ellos que nuestras manos grandes y arrugadas. Pero eso es otro tema.

Dimos una vuelta, agarrados de la mano, creo que él estaba sufriendo bastante, aunque un poco menos que antes, pero en el fondo yo estaba hasta disfrutando un poco de ese momento. Suena mal. De repente, me dejó y se fue corriendo. Me acordé de capítulos de mi pasado, casi soy yo la que empieza a llorar entonces. Pero no lloré. Había encontrado a su mamá. Al darse cuenta de la repentina fuga, miró hacia mi dirección sin haberlo meditado, buscándome entre la multitud que nos separaba, y no quiso haberme abandonado así. Encontró mis ojos y nos miramos. Su cara era de agradecimiento y perdón a la vez. Sonreí, de oreja a oreja, una sonrisa tan sincera como su previo llanto. Le dije adiós. Pensaba que tenía el corazón roto en otro pedacito: pedacitos de mundo, pedacitos de amores, pedacitos de vivencias que se curarán en Barcelona. Pero pensándolo bien creo que me lo curó un poco.

Sé que, en el fondo, ese pequeño y maravilloso humano de pelo negro y mirada profunda no necesitaba mi mano. Si en ese momento nadie se hubiera acercado a su arco, él hubiera encontrado su norte solo, estoy segura. Así que tal vez fue puro egoísmo para sentirme bien, aunque al menos ahora tengo el corazón un poco más cosido. En realidad creo que fue él quien me ayudó a mí. Me hubiera quedado agarrando su mano durante horas. Durante todo el viaje de soroche que me esperaba. Durante las próximas 12 horas que estaría sentada en un autobús, mirando por la ventana sin poder dormir cual novata en ese transporte, mientras todo el autobús roncaría entre frío, calor y el sonido de fondo de hombres gimiendo en incansables peleas de una película que sería para mi gusto una inversión de dinero demasiado innecesaria.

Lo bueno de todo aquello es que las heridas que nos hacemos se van curando en estos momentos. Momentos de compartir sentimientos, por lo simples que sean, por lo fugaces que parezcan. Momentos de espera que parecían muertos pero te llenan de vida.

Ca l'Arnús

Dar valor a una lágrima y a lo que significa 

Hace poco más de dos semanas volví a Catalunya. La intención era volver un mes, luego ir a Londres, luego volar a Lima. Poder sobrevivir en Inglaterra no ha sido fácil, tampoco lo fue ahorrar para ir a Perú y probablemente tampoco lo va a ser vivir allí.

Hace unos días hablaba con un amigo del choque que significa volver. De cómo me afecta o nos afecta el volver a los que aún no queremos regresar. O aunque queramos, si es que sabemos lo que queremos, supongo que también hay shock. Luego con los días relativizas, ya dicen eso de que el tiempo lo cura todo. Cada día que pasa te das cuenta que los momentos tristes mayoritariamente te los creas tu. Eso no significa que no tenga el derecho de estar triste, o que no tenga el derecho de desear más de lo que tengo, pero sí de ser consciente de que soy una suertuda.

Y hoy, pensando en esto, me puse a escribir y quedó así: 

 

Dar valor a una lágrima y a lo que significa

-

Hoy me caía una lágrima y me di cuenta

cuando se acercaba a mi barbilla

que daba gracias a la suerte.

A la suerte de tenerte.

A la suerte de poder andar descalza por las dunas playeras de mí pueblo.

A la suerte de poder mirar por la ventana a través de este cristal

y saber que la mayoría de riesgos en mi vida escogí agarrarlos yo.

Gracias a la suerte de poder ver como la luz y mis persianas juegan por las mañanas

y me regalan el reflejo del agua en el techo de mi habitación.

Mi lágrima da gracias a la suerte de vivir a diez minutos de una estación.

En esa estación hay un tren que pasa cada diez minutos

y que conduce una señora o un señor que me lleva a Barcelona

y hasta a veces en ese tren hay un músico que me alegra el viaje.

Gracias a la suerte de mi puto privilegio.

Y gracias también a mi privilegio que hace que sea consciente de mis desventajas y mis derechos.

Gracias A la suerte de poder permitirme escribir durante un mes sin tener que trabajar.

Y aún así, a veces, me quejo.

 

Ya acabo porqué no terminaría nunca.

 

Gracias a la suerte de poder respirar entre sonidos de pájaros,

de poder quemarme bajo un sol alucinante,

de poder congelar los momentos que desee,

de haber podido escoger estar aquí hoy.

Y gracias también a quien me ha enseñado a ser consciente de mi suerte.

Transparència

Intenta ser un vidre net,

no per la duresa, la barrera, la fredor,

sigues un tel transparent.

Que quan els que t'estimen et mirin als ulls

entenguin qui ets, què et passa,

i si no ho poden interpretar tot,

que parlant siguis aigua cristal·lina.

Pot ser et sentiràs vulnerable,

o et diran feble.

No és fàcil,

no et preocupis,

no t'aturis,

segueix avançant aigualit.

Aquesta és una de les poques maneres

d'ensenyar que no hi ha res a amagar,

d'acceptar que la perfecció és irreal,

d'ensenyar que estàs obert al canvi,

d'entendre que l'altra et pot fer millor,

encara que en molts aspectes ja siguis increïble.

I això només passarà a través de l'amor net,

també transparent, també aiguós.

 

No pateixis si a vegades les aigües

cauen per una cascada i a baix no hi veus clar,

només és espuma, aire que s'ha colat dins teu,

marxarà.

Fes l'esforç de tornar al corrent del riu,

encara que sigui un riu platejat (genialitat),

amb purpurina,

ple de fulles,

seguirà sent transparent i serà millor,

s'haurà sacsejat.

Segueix pel cabal amb qui puguis ser

l'autèntica i única aigua que ets.

waterfalls in Brighton sky

waterfalls in Brighton sky

Parlem-ne

Parlàvem de tenir fills

i ens vam espantar,

així que vam decidir

seguir-ne parlant.

 

M'encanten les converses

on els dubtes i pors es capgiren

per acabar entenent senzillament

que no fa falta espantar-nos,

sinó seguir caminant junts

perquè molt del que vivim és

jodidamente relativo.

El privilegio indiferente

"Que todo depende de ti",

menos lo que no depende de ti.

Que podemos tener poder sobre nosotros

pero no sobre sentimientos ajenos,

no sobre actos ajenos,

no sobre quien destroza corazones,

al importarle solo el suyo.

 

Y pues tal vez lo que depende de ti

es que no te importe solo el tuyo,

para no volverte sin quererlo

en uno de esos destroza corazones.

 

Esos que un día empezaron a ver

que la única manera de dominarlo todo

era privilegiándose siempre a ellos mismos

y a sus primos cercanos.

El día que descubrí todo lo que mi corazón escondía

Me decían que tenía un corazón enorme

pero que a veces latía demasiado deprisa.

Y también me decían que a veces era demasiado ruidoso

o demasiado poderoso para mi mente.

Así que decidí investigar por mi misma:

cogí esas tijeras de metal que un día mi abuelo me regaló,

ya oxidadas por el paso del tiempo,

y abrí mi corazón.

Lo corté por la mitad literalmente

y empezaron a salir un montón de fantásticas maravillas:

había des de pájaros hasta caracolas de mar.

También había purpurina pegajosa, había libros, había una pluma estilográfica.

Mi corazón era como un pozo sin fondo.

Todo allí dentro era de un color rojizo

pero se distinguía exactamente cada forma.

Me fasciné a mí misma,

me fasciné tanto que me dio un ataque al corazón.

Y allí acabó todo,

me fui volando con uno de esos pájaros rojos.

Ahora no sé donde estoy

pero soy feliz

desde el día en que descubrí todo lo que mi corazón escondía.

self-portraits

Are self-portraits the real us?

What is the real us?

Why should I worry about the sunset, about showing you what I could witness that evening? Now what I am worried about is to be able to feel strong watching this sunset, because, trust me, it makes me feel small. We are small.

But actually is what I've learned from it. You and me are the same size, we just value the same. We are different, all right, and thank you, but no one is better than you and me. What they maybe are is more sure about themselves, and this is what I should worry about. Let's worry about who we are, let's find some answers, let's be proud of it and change what makes us feel bad. What we like, why people loves us, what makes us be incredible? I've found so many answers, trust me, just help me to remember them once in a while. Because we both are humans, and humans sometimes forget. Remember the reasons why are you where you are, why are you doing what you are doing right now. If you don't find so many, change. If you find them, even if your heart is divided, even if sometimes you feel unsure, just keep going, keep looking for more answers, keep walking, keep creating, keep climbing, keep helping, keep learning, keep loving.

Un altre que se'n va i es queda

Cada dia ens creuem amb gent de la qual no en sabem res. Quin serà el seu llibre preferit o la seva afició? Què els deu preocupar en aquest precís instant i què els ajuda a oblidar-se'n? Potser si els hi parléssim ens adonaríem que som ànimes molt compatibles. Però no tenim ganes de fer res més que imaginar les seves vides i potser, a vegades, escriure-les.

Hi ha dies que una casualitat minúscula, una decisió no reflexionada, ens porta a creuar-nos amb gent amb qui tenim l'oportunitat d'intercanviar quatre paraules. Si la cosa va bé, si estem de bon humor i som prou hàbils per mostrar la nostra millor faceta, potser tindrem ganes mútues de seguir xerrant.

A vegades coneixem nous punts de vista, persones que ens descobreixen mons nous, carrers que no havíem caminat mai o cançons que mai haguéssim escoltat. No se quins són els motius pels quals són aquestes persones i no unes altres. No tinc clar quina és la raó que em porta a connectar amb algú, a voler tenir-lo a prop, saber que està bé, que la vida li somriu. Estic segura que probablement moltes vegades tot és una suma de casualitats. És bastant possible que si ens haguéssim creuat en un altre moment de la vida, potser aquestes persones formarien part del primer grup i, com a màxim, haguessin protagonitzat un conte curt de bona nit.  

El que sí que tinc clar és que aquestes persones, les que tinc al voltant, les que vull retenir o tinc l'oportunitat de tenir a prop, em fan sentir viva. Són les que em fan pensar, que m'ajuden a crear, que m'acompanyen quan m'entrebanco o m'abracen quan em cau una llàgrima (sense sentit). Persones que em convencen que estem tenint la vida que volem, que la lluita mai serà sense motiu i que el que estem construint val molt la pena. Persones que saben que el camí és l'important.  

I avui, amic, no puc fer res més que desitjar-te sort i constància en aquest nou tram de vida frenètica. Perquè sí, senyor, ens tornarem a trobar i veurem, feliços, que les decisions que prenem, tant si la sort n'ha sigut més o menys protagonista, ens estan ajudant a viure una aventura que val molt la pena. Gràcies per deixar-te descobrir a pinzellades, entre línies, i per ser tant senzillament valent.

De tant en tant, ens creuem amb persones amb qui, per molt de temps, tindrem ganes de gaudir conjuntament de cafès eterns a Londres, París o Barcelona.

Merci et bon voyage  

spring dream

Tonight I've had a dream. I dreamed that you weren't free to climb that tree up to the moon. I've had a nightmare. You stopped caring about colors, about feelings. Hundreds of ropes were constraining all your body, and you were worried about what we used to call social conventions. You weren't worried about the relationship between the sun and the clouds. You were just worried about having reputation, being accepted, having a nice-face girlfriend. Prisoner of what you had thought you'd never be. I looked at you and I've seen your eyes stopped being bright. I tried to shout and I've felt ridiculous. You just didn't want to fight for anything coz you thought you were perfect. Then there was a noisy truck. I don't know why you started running behind it.

I've woken up at the top of the tree. Your dreadlocks touched my skin and I've realised you were still next to me, looking at the moon. ✏
 

Volar és brutal

No puc llegir, els meus veïns estan fent una festa al jardí del costat.

"I like the lady", he sentit.

Sorolls, riures, algú escalava la tanca que separava el meu jardí del seu. De sobte, noto una presència. No entendré mai com sabem sense mirar que algú ens està observant, però el poder percebre-ho és com un joc d'energies extraordinari.

I allà era, pistola de balins en mà, darrere meu, com un mico a dalt d'un arbre: el nen de les altures. Aviat entendreu perquè l'he batejat així. Potser en el següent relat li canvio el nom. Segur que em sorprendrà amb noves aventures.

Ell. El nen de les altures. Que m'ha fet recordar que no vull oblidar mai els meus punts d'innocència. Que m'ha fet sentir-me gran, i no m'ha agradat. Que m'ha fet memòria de que m'encanten els nens, perquè són els encarregats de fer-nos recordar que volar és brutal.

Feia dies que el sentia, a ell i els seus germans, i pensava l'estrany que se'm feia la seva existència. Jo m'intento concentrar, els meus únics companys són l'inusual sol anglès, la taula de fusta del jardí i les plantes selvàtiques que han resistit a l'hivern i les rajoles.

Tranquil·litat, dedicació, ganes, tranquil·litat, dedicació... a vegades les distraccions d'aquesta mena s'agraeixen! (Encara que, de fet, la distracció ha perdurat en el temps perquè m'han vingut unes ganes boges d'escriure. Per què serà?)

Bé, doncs m'he girat i l'he vist. Cabells curts i castanys, cara pigada, somriure d'orella a orella i, no oblidem, pistola de balins. La història de que un veí escali una reixa amb una pistola i et sorprengui a tres metres d'alçada pot semblar esgarrifant, tot depèn de com s'expliqui.

"Hola!" - ha dit quan ha vist que l'he clitxat. Pam! Balí verbal d'un marrec d'uns vuit anys que et deixa sense paraules! I mira que tu tens disset anys més d'experiència vital... M'ha parlat en castellà, o en català?, m'ha dit "Hola!" (incís: visc a Brighton, Regne Unit, i aquest nen és 100% anglès, recordeu que he estat escoltant les seves converses mentre intentava llegir aquests dies). Encara ric. Li he respost amb la mateixa paraula i, desafiant el temps, ha desaparegut del davant de la meva cara d'alegria.

M'agraden els nens que no parlen de telèfons mòbils, ni d'Internet, ni de sèries de televisió que no els ensenyen massa res. M'agraden els nens que criden, que escalen, que no em deixen estudiar. They are fucking awesome. Fins i tot algun d'aquests dies m'han acompanyat amb desconcertants melodies.

I el millor del nen de les altures és que no està sol, és un nen col·lectiu! I que lleig quedaria dir això sense mostrar evidència... Som adults... Tranquils, n'hi ha! La genialitat dels nens col·lectius és que sols s'ho passen bé una estona, però es necessiten l'un a l'altre, fet que a vegades ens costa de recordar, i més si vivim a Anglaterra.

"Konichiwa!" - I allà ha aparegut l'evidència de col·lectivitat: una versió petita però igual de riallera del nen que he tingut darrere feia un minut. I també ha desaparegut a l'escoltar la meva resposta, també repetitiva però igual de feliç.

Avui el nostre joc s'ha limitat a saludar. És com si ens domestiquéssim (recordeu?)!

Després he sentit les seves veus, xiuxiuejant.

"What've just happened?"

"skdfjksjfsshhasjssj"

"How old is she?"

"She is quite old"

Com em van explicar quan no era "quite old" ens hem de quedar amb la part bona de la història. Després d'escoltar aquesta última frase sentenciadora dels meus veïns i nous amics, he notat un calfred a la pell i he vist que el sol ja s'havia amagat darrera les cases que formen una muntanya a l'altra banda del poble, així que he decidit desmuntar el campament per seguir fent feina i concentrant-me dins de casa. Al aixecar-me i girar-me, he vist al nen de les altures literalment volant per sobre la tanca. He parpallejat, potser tot estava sent una al·lucinació provocada per la sobredosi de textos acadèmics força difícils de digerir, però no, quan he tornat a obrir els ulls l'he tornat a veure. No m'estava imaginant res, aquell nen era allà, davant meu volant, només ens separava una construcció de fustes velles ajuntades amb claus que creien ser paret. Tot ell pujava i baixava,  el seu cap petit, melena descabellada i somriure tatuat a la cara apareixien i desapareixien per sobre la tanca.

"Hola!"

"Hola!"

"Hola!"

Quan he reaccionat, he caminat cap a la tanca i he descobert que, en aquell minúscul jardí, on el nen de les altures i els seus germans canten, criden i juguen cada tarda des de fa una setmana, hi havia un llit elàstic de dimensions inhumanes.  Ells han esclatat a riure i jo, després de fer un comentari qualsevol de "quite old lady", he decidit fer un pas enrere per tornar a veure, només per una estona, que el nen de les altures és capaç de volar. Perquè aquesta és la imatge que he volgut congelar i que m'ha fet feliç avui quan m'he distret.

Avui només m'han dit hola, potser d'aquí unes quantes tardes diran alguna cosa més.

El girasol

Los girasoles no dicen que van a girarse al sol,

lo que hacen, simplemente, es girarse.

Por eso el girasol es mi flor favorita

y por eso no voy a amar nunca más a nadie,

a no ser que sea un girasol.

El nunca prometió al sol,

nunca le dijo más de lo que le demostró.  

Resistirem?

 

Perquè la vida que vaig escollir potser no era còmoda,

podria haver escollit l'amor proper,

podria haver escollit l'amor de matinada,

podria haver escollit tenir-vos a prop.

 

Però vaig escollir, i a vegades fins i tot oblido el motiu,

vaig escollir obrir les ales i descobrir.

Descobrir encara que hagués de ser sense tu,

i sense tu, i sense tu,

i amb tu per Skype,

i sense tu...

 

I tantes decisions de sense tus, quan havíem pensat que aquell cop sí,

i tantes decisions de sense tus, quan creia que tu no marxaries,

i no parlo de quelcom tangible, parlo d'un no-marxar més enllà, d'un ser-hi sempre.

 

Però cada dia entenc més, sense voler entendre-ho, resistint-m'hi,

que aquell no escollir quedar-me

va ser escollir que l'única certesa eterna fos jo mateixa.

I Òstia, quina por!

Jo és que sóc col·lectiva.

Resistirem?

 

Que hi siguem sempre,

fins que un sense tu ens aturi els batecs.

Tube sueños

El arte es dónde quieras encontrarlo,

dónde tu mente decide pasarse un rato soñando.

Art is wherever you want to find it,

wherever your mind dreams away.

Que el que havia llegit als contes era mentida

Un dia la Laia va estimar molt, molt, molt. Tant va estimar que es va adonar que el que havia llegit als contes era mentida. Que l'estimava tant i s'estimava tant, que tot i les llàgrimes momentànies, l'alegria de saber que eren feliços la faria eternament feliç. I va escriure aquella frase, entre mil somnis, idees i projectes, en la seva llibreta de mapa mundi acolorit incrustat a tapa i contratapa:  

"Vaig aprendre que estimar era molt més que voler posseir".

Ella trobava a faltar els vespres sota els llençols, envoltats de la màgia d'una pel·lícula que havien escollit després de dubtes i debats. Eren diferents. A vegades un dels dos s'adormia i l'altre decidia mirar-se la pel·lícula cinc minuts més. I un minut abans d'apagar l'ordinador, l'ull que encara no tenia tancat observava com l'altra somiava i somiava i somiava a l'escola dels somiatruites.

A vegades també trobava a faltar caminar acompanyada pel carrer, observant la ciutat grisa però mig acolorida per una melodia de fons. Aquell estar acompanyat l'ajudava a inspirar-se i a pensar. L'ajudava a riure fàcilment, també.

Mirar cada detall d'aquell alt monument que tants admiraven, amb diferents llums, des de diferents perspectives. Passejar pel verd del canal analitzant cada moviment de la natura, captant detalls de vianants que només ells dos percebien, perquè no tenien pressa. Havien decidit no tenir-ne en aquell moment. Però els hi agradava moure's en conjunt, encara que depenent del dia els ritmes fossin diferents. S'acabarien trobant, i si no ho feien avui, seria demà.

No tenir pressa però tampoc apalancar-se era una sensació genial compartida. Estimaven les imperfeccions de l'altra i aprenien a entendre i estimar les de cadascú. Com ella solia repetir, pesadament, eren perfectes imperfectes.

I sí, la imperfecció perfecta d'un capítol de vida compartida és fàcil de trobar a faltar. Com també ho és el sentir aquell pessigolleig a l'esquena, que no sabia d'on venia, fins que es despertava sent conscient que aquella mà que la perfilava i dibuixava sense pintura no era un somni.

Tampoc ho van ser els cafès eterns, els concerts amb els amics, els dies en que no es veien perquè els venia més de gust fer qualsevol altre cosa genial. Valoraven cada segon de tots aquests episodis.

Fins i tot a vegades, la Laia també trobava a faltar queixar-se conjuntament, sabent que les queixes eren per petiteses: per no poder allargar aquells cinc minuts abans de sortir del llit o perquè la pell se li eriçava del fred en aquella habitació blanca i amorosa. Es queixaven perquè hi havia massa plats bruts a una casa compartida o perquè els picava el nas . Es podien arribar a queixar de qualsevol bestiesa, perquè sabien que realment no tenien motius de queixar-se. I després d'arrugar el front, pronunciant línies entre cella i cella i ajuntant llavis, dos mirades es creuaven i era inevitable no riure.

Fins i tot no tenien motius per queixar-se ni quan van decidir que allò acabava. Perquè eren decisions preses amb amor i valentia. No perquè vinguessin desgràcies, si no perquè venien novetats, canvis magnífics, camins diferents. Per les ganes comunes de superar reptes no comuns.

S'ha de dir que la Laia tampoc es negava que un filet de tristesa egoista es va enganxar alguna nit (i matí) al coixí de la seva nova habitació. I fins i tot al cap de molts mesos alguna vegada tornava a picar a la porta, potser un dia gris o plujós, o potser un dia que simplement se sentia més sola que de costum.

Però avançaven feliços paral·lelament, sabent que l'altra navegava a vegades també per un mar de dubtes però amb un vaixell fort, ferm, amb tripulació, amb un timó agafat amb dos mans i un peu si feia falta.

Seguien feliços per la vida que estaven decidint, que s'estaven  construint, per cada maó que col·locaven a la paret, per cada gra de sorra que trepitjaven en el camí, perquè aquest l'estaven traçant ells.

La sorra, barrejada amb el vent, a vegades els embrutava la cara i els xiuxiuejava que qualsevol temps passat va ser millor. I sí, va ser genial, també ho va ser aquella bombolla de cinc dies passatgera, i per això es trobava a faltar de tant en tant. Perquè va ser brutal, però el més brutal va ser que, tot i brutalment bonic, van decidir canviar certes petiteses que els afectaven grandiosament en el moment, però que relativitzant seguien sent petiteses.

Van canviar ciutats, cases, amics, companys de llit. Van modelar perspectives de futur, de present i d'amor.

L'amor.

Encara que no es materialitzés amb contacte físic, amb petons, amb carícies, amb sexe etern d'un dia sense pressa o un polvo ràpid d'una matinada lleganyosa, volaria sempre en l'aire que compartien, en les estrelles que miraven al mateix temps, en l'aigua que els cauria a la cara. L'aigua que venia d'un núvol, que venia del mar on un dia, quan encara no es coneixien, es van banyar junts i mai ho sabrien.

Que sí, que era més fort que el que sabien expressar, per això encara reien quan recordaven i quan ballaven, per això encara escrivien frases de tant en tant en alguna llibreta o somiaven desperts.

Perquè l'amor, si és amor, dura per sempre, encara que no ocupi el mateix llit, ciutat, et faci pessigolles a l'esquena o un petó a sota l'orella. I quan la Laia recordava el que havien viscut i quan sabia que havien pres les decisions correctes, allò era amor. Felicitat compartida en diferents llocs de món.  

I quan recordava, tornava a escriure a la llibreta:

"Vaig aprendre que es podia estimar de moltes més maneres que les que ens expliquen als contes".
Illustration: Clara EsperalbaPhoto: Maria Pujol Bremer

Illustration: Clara Esperalba

Photo: Maria Pujol Bremer