Maya

En el camino aprendes y desaprendes.
Vas tejiendo tu piel, tus colores, conocimientos…
En el sendero vas entendiendo como sientes, como te emocionas.

Y distingues el llanto de felicidad, el llanto de tristeza, el de desespero, el de soledad…
Gracias a personas como tú soy más yo cada día, más sincera conmigo misma. Gracias a personas como tú, me quiero y valoro y aprendo a entender lo bueno y lo malo y lo abrazo todo y sigo caminando.

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Hoy el llanto es de todo un poco. Abrazarte antes del adiós me recordó que esto es muy sincero.

El llanto es de tristeza porque, de verdad, te volviste imprescindible por aquí. Por aguantar mis dudas en cafesitos interminables alrededor de Medellín. Por metrocables, por valorar conmigo las montañas, por el sol que compartimos, por la paciencia en el yoga. Te volviste parte de un día a día que quiero mucho, pero que a veces me satura y me obliga a pensarme y a reconducir. Y allí estás tú. Para pensarnos, más bien. ¡Para, para! Para que entendamos como fluyen las energías y como las conducimos, y que saliendo del corazón vayan encontrando la manera de sobrevivir, de sobrevolar. 
El llanto también es de soledad un poco, ¿por qué negarlo? Y es que solo los que estamos lejos de casa entendemos que a veces es inevitable, por muy bien rodeado que estés. Entonces cuando se va un pilar así, pesa mucho, mucho. Porque somos familia, de la que se escoge. Somos familia de la que se escucha. Y somos familia de la que no falla cuando está. Pero… ¿y cuándo ya no está? Aquí empieza el miedo, porque experiencias vividas me recuerdan que nada es para siempre y me asusto. Pero hay que valorar el ahora y seguro que todo será para bien.

Así que, valorando, el llanto también es de felicidad, obvio. Porque estoy convencida que volar te va a ir bien para comprender más, para tomar decisiones, para arreglar alguna pieza que no encaja, para entender mejor aún de lo que ya lo haces qué es lo que quieres y para donde seguirá tu rumbo. Y, ojalá, sea en un tiempo largo o sea cortico, nos volvamos a poder tomar tesitos y tortas y cosos por Medellín (o por Barcelona).

Te amo. Gracias. Todo va a estar bien. Aquí te esperamos.

(Y aquí te extrañamos, con todos tus griteríos y todas tus autenticidades; por suerte nos quedó mucho romero, e inciensos, aceites y plantas).